LA CRISIS DE DELITOS CONTRA EL MEDIO AMBIENTE

El comercio ilícito de grandes simios La principal amenaza para los grandes simios es la pérdida de su hábitat. No obstante, los grandes simios también son víctimas del tráfico mediante distintas métodos. En numerosos casos, la captura silvestre es oportunista: los agricultores capturan a las crías de simio tras haber matado a la madre durante un asalto a los cultivos, o bien los cazadores de animales silvestres disparan o capturan a los adultos para alimentarse y después atrapan a las crías para venderlas. Los traficantes ilícitos organizados se centran cada vez más en los grandes simios en el marco de un comercio sistemático más sofis- ticado. Utilizan las redes criminales transnacionales para abastecer a numerosos mercados, incluidos la industria del ocio para turistas, los zoos de poco prestigio y los particulares adinerados que quieren tener mascotas exóticas como símbolo de su estatus. Los grandes simios se utilizan para atraer a turistas a centros de ocio tales como parques de atracciones y circos. Se utilizan incluso en sesiones foto- gráficas para turistas en algunas playas mediterráneas y en combates de boxeo organizados en parques de safari de Asia. Incluso las estimaciones más conservadoras sugieren que el comercio ilegal de grandes simios está generalizado. Entre 2005 y 2011 existen pruebas de que un mínimo de 643 chimpancés, 48 bonobos, 98 gorilas y 1019 orangutanes desaparecieron de su hábitat silvestre debido a actividades ilícitas. Estas cifras están basadas en los índices de acogida y captura de huérfanos en los santuarios de 12 países afri- canos y distintos centros de recuperación de Indonesia, en informes de expertos, así como en las partes corporales y la carne de grandes simios incautadas a los comerciantes ilegales. Si extrapolamos estos datos, es probable que hayan desaparecido unos 22 218 grandes simios silvestres entre 2005 y 2011 a causa del comercio ilegal, de los cuales un 64% serían chimpancés. La pérdida media anual de 2972 grandes simios podría tener graves consecuencias para la biodiversidad de ciertas regiones esenciales, teniendo en cuenta el importante papel que desempeñan los grandes simios a la hora de mantener los ecosistemas en condiciones saludables. Desgraciada- mente, los esfuerzos realizados por las fuerzas del orden se quedan muy cortos en comparación con las tasas del comercio ilegal. Tan solo se realizaron 27 arrestos en África y en Asia en relación con el comercio de grandes simios entre 2005 y 2011, y una cuarta parte de estos arrestos no acabó nunca en procesamiento. Los precios que se pagan por los grandes simios resultan muy variados. Un cazador furtivo puede vender un chimpancé vivo por un importe de entre 50 y 100 dólares de los Estados Unidos, mientras que el intermediario revenderá ese mismo chimpancé incrementando su precio hasta un 400 por ciento. Los orangutanes pueden alcanzar un precio de 1000 dólares de los Estados Unidos por su reventa, y unos gorilas que se vendieron de manera ilegal a un zoo en Malasia en 2002 presuntamente alcanzaron la cifra de 400 000 dólares de los Estados Unidos cada uno. Estos precios resultan, no obstante, muy poco habituales, y el cazador furtivo que logra apresar un espécimen vivo puede perderlo debido a lesiones, enfermedades o estrés, o bien se lo pueden confiscar en caso de que le arresten. En el mejor de los casos, los cazadores furtivos en cuestión podrán ganar tan solo una fracción del precio final de venta de un gran simio. 19

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