LA CRISIS DE DELITOS CONTRA EL MEDIO AMBIENTE

El tráfico de la fauna y la flora silvestres Distintas fuentes han calculado que el comercio ilegal de fauna y flora asciende a un valor compren- dido entre 7000 y 23 000 millones de dólares anuales. 17 Este comercio afecta a todo tipo de espe- cies, incluidos insectos, reptiles, anfibios, peces y mamíferos. Atañe tanto a especímenes vivos o muertos como a productos derivados. Estos especímenes y productos se utilizan con fines farma- céuticos, decorativos o de medicina tradicional. El comercio transnacional de mascotas tales como peces tropicales, primates y reptiles también es uno de los principales beneficiarios del comercio y la recolección ilegales. La caza y el comercio ilegales incluyen a una gran variedad de especies, desde las más emblemáticas como gorilas, chimpancés y orangutanes, elefantes, tigres, rinoce- rontes, antílopes chirú y osos, hasta corales, aves, pangolines, reptiles y esturiones para caviar negro. Todos ellos tienen un valor significativo no solo en el mercado negro, sino que este valor es incluso mayor para las economías nacionales siempre que se gestionen de manera sostenible. Los delitos contra el medio ambiente tienen lugar, por su propia definición, al margen de la gestión y reglamentación de los gobiernos, por lo que representan una importante amenaza económica, ambiental y de seguridad, que ha recibido relativamente poca atención hasta el momento.

La CITES estima que, cada año, el comercio internacional de fauna y flora silvestres incluye miles de millones de especies de plantas y animales. El comercio es variado y abarca desde animales vivos y plantas hasta un amplio abanico de productos derivados de fauna y flora silvestres, incluidos productos alimentarios, bienes de cuero exóticos, instrumentos musicales de madera, productos fabricados en madera, souvenirs para turistas y medicinas. Los niveles de explotación de algunas especies animales y vegetales son elevados, y su comercio, junto con otros factores tales como la pérdida de hábitats, es capaz de mermar seriamente sus poblaciones o incluso llevar a determinadas especies al borde de la extinción. Numerosas especies de fauna y flora silvestres incluidas en este comercio no están amenazadas, aunque la existencia de un acuerdo que garantice la sostenibilidad de su comercio es importante para poder proteger estos recursos de cara al futuro. Dado que el comercio de plantas y animales silvestres cruza las fronteras entre países, el esfuerzo por regularlo requiere una colaboración a nivel internacional para defender a ciertas espe- cies de la sobreexplotación. La CITES, en colaboración con los Estados, ayuda a proporcionar distintos grados de protección para más de 35 000 especies de animales y plantas, independiente- mente de que se comercien como especímenes vivos, abrigos de pieles o hierbas secas. La CITES también regula el comercio de otras especies marinas, de conformidad con las decisiones de la CP 16. La caza de animales silvestres con fines alimenticios también repre- senta una importante amenaza para las poblaciones de fauna silvestre en todo el mundo, incluso en las zonas protegidas.

Un elevado número de especies emblemáticas tales como rinoce- rontes, tigres, grandes simios y elefantes, por mencionar tan solo unas cuantas, también son víctimas del comercio ilícito. Aunque también se están cazando de forma intensiva otras muchas especies, como los guanacos en Argentina y Chile, y los antílopes saiga en Kazajstán, donde las poblaciones cayeron en picado, por encima de un 95%, tras el colapso de la Unión Soviética. 18

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