Droughts in the Anthropocene

Perú: paisajes diversos y seguimiento de situaciones problemáticas

No hay muchos países en el mundo que tengan una geografía tan variada como la del Perú. Dentro de sus fronteras se distinguen 28 zonas climáticas, entre las que se cuentan extensas zonas desérticas, la costa que discurre junto al océano Pacífico, pluviselvas frondosas y las impresionantes cumbres montañosas de los Andes. Tiene la consideración de país megadiverso: alberga un gran número de especies endémicas, así como 84 de las 104 regiones ecológicas del mundo de las que se tiene constancia [1]. El litoral del Perú es la región más seca del país. Los patrones de los vientos del Pacífico Sur y la cercanía a las montañas hacen que las precipitaciones sean escasas. Es una zona proclive a la escasez de agua derivada de las sequías meteorológicas estacionales; esta situación es el extremo opuesto a la de la cuenca del Amazonas en el Perú, que es muy propensa a las inundaciones. El desplazamiento de la zona de convergencia intertropical (ZCIT), un lugar en el que convergen los alisios del noreste y el sureste, provoca en el país una temporada de lluvias seguida de una temporada seca. En los meses de verano, los alisios del este mueven aire húmedo procedente del Atlántico tropical hacia la cuenca del Amazonas y los Andes, lo que ocasiona una temporada de lluvias en la mayor parte del Perú. En invierno, los vientos avanzan más hacia el norte, lo que crea una estación seca con precipitaciones mucho más escasas. Sin embargo, durante los meses de verano, los Andes hacen las veces de barrera contra los vientos que soplan desde el Atlántico, lo que da lugar a una situación en la que la cara oriental de la cordillera registra más de 500 mm de lluvia al año mientras que el nivel de precipitaciones en la cara occidental es muy inferior, con zonas que no superan los 150 mm al año como promedio [2]. Este régimen de precipitaciones tan dispar es el motivo por el que la elaboración de un plan hidrológico nacional en el Perú es una tarea muy difícil.

Poder predecir con exactitud las sequías y las carestías de agua reviste una gran importancia a la hora de garantizar los medios de vida de la población y el funcionamiento de los sectores económicos que dependen de los recursos hídricos. De los 33 millones de habitantes del Perú, alrededor de un tercio vive en la franja de desierto costero del oeste del país. Alrededor de un cuarto de los peruanos trabaja en el sector agrícola. Además, el Perú es el segundo mayor productor de cobre del mundo [3]; por tanto, una gran parte de la población trabaja en una industria muy dependiente de la disponibilidad de agua dulce. Contar con predicciones exactas también es importante para formular políticas y planes que se ocupen de la atenuación y la adaptación a los efectos de la sequía con más conocimiento de causa. El hecho de que el clima y la topografía del país sean tan variados dificulta esta labor, ya que emplear estadísticas y algoritmos para generar modelos climáticos plantea problemas enormes en zonas donde las fluctuaciones del clima y las precipitaciones son muy marcadas. No obstante, en los últimos decenios, se han creado nuevos algoritmos capaces de ofrecer predicciones mucho más precisas para estas comarcas. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI) ha publicado la base PISCO, un conjunto de datos interpolados sobre sus observaciones climatológicas e hidrológicas, organizados en cuadrículas a partir de información que data de 1981 hasta hoy, con una resolución espacial de 0,1 grados [2]. El mecanismo de seguimiento se basa en los datos meteorológicos que se obtienen a partir de las observaciones y de la información procedente de satélites. El algoritmo que se emplea para producir estos datos combina métodos de interpolación geoestadísticos y determinísticos con un abanico de fuentes pluviométricas, como estimaciones de las precipitaciones observables, por radar y a partir de datos infrarrojos. Se experimentó con distintos

índices y escalas de sequía según la situación del país. El conjunto de datos concierne al nivel nacional y se basa en seis años de investigación en este campo a partir de la información disponible sobre la regionalización de las sequías; la caracterización de su duración, gravedad e intensidad; la evaluación de la peligrosidad; y la definición de los períodos de sequía [4]. De cara al futuro, el proyecto se centrará en la relación entre las sequías hidrológicas y meteorológicas, la respuesta de la vegetación ante la sequía y la puesta en marcha de un sistema de alerta temprana en los próximos años. La UNESCO también respaldó las labores en el plano nacional para establecer un observatorio de las sequías en el Perú, donde un consorcio de asociados creó el Observatorio Nacional de Sequía [5]. Este se ha integrado por completo en el Sistema Nacional de Información de Recursos Hídricos (SNIRH) y se ha convertido en una piedra angular de su estrategia de gestión de las sequías. El sistema recopila diariamente datos sobre el nivel de los ríos y embalses, los caudales, la producción de energía hidroeléctrica, las precipitaciones, las condiciones en cuanto a la temperatura y la vegetación, e información sobre sequías anteriores y pronósticos estacionales a corto plazo.

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

69

Made with FlippingBook - Online magazine maker