CARBONO LIMPIO, NEGOCIO SUCIO

La salud de nuestros bosques

Pérdida neta de superficie forestal

Cobertura forestal actual

Aumento neto de superficie forestal Degradación de las zonas áridas

Fuente: Adaptación de un mapa de Philippe Rekacewicz publicado originalmente en PNUMA-FAO, Vital Forest Graphics, 2009. Fuente de datos: Millennium Assessment, 2005.

da, su valor asciende a al menos entre treinta y cien mil millo- nes de dólares estadounidenses (NCB-Rome, 2008; INTER- POL/Banco Mundial, 2009). Los grupos delictivos que intervienen en la tala ilegal perjudican al mismo tiempo a las comunidades locales, ya que les hacen perder una fuente de ingresos y su medio de vida, causan daños medioambientales que ponen en riesgo la vida, fomentan la co- rrupción de los funcionarios, el fraude, el blanqueo de dinero, la extorsión, las amenazas de uso de la violencia e incluso los asesinatos (INTERPOL, 2009; Hiemstra van der Horst, 2011). Es evidente que, a pesar de los esfuerzos de ordenación y cer- tificación, la tala ilegal no se ha detenido. Es más, sigue siendo elevada en muchas regiones, incluida la cuenca del Amazonas, África Central y el Asia Sudoriental. De hecho, en algunas áreas ha aumentado en los últimos años. Con las inversiones de miles de millones de dólares en REDD+ y un mercado de carbono en pleno desarrollo para facilitar las inversiones en la reducción de emisiones, las mafias y redes

ilícitas internacionales entrañan un enorme riesgo para reducir las emisiones y mitigar el cambio climático a causa de la co- rrupción y el fraude, al tiempo que hacen peligrar los objetivos de desarrollo y la reducción de la pobreza en muchos países. A mediados de la primera década del siglo xxi, algunos países, como Indonesia, vivieron lo que parecía ser una disminución de la tala ilegal tras un aumento de los esfuerzos por aplicar las leyes, de los arrestos e incluso de las moratorias sobre la tala. Sin embargo, pronto fue evidente que la reducción de la tala en algunas regiones de Indonesia había desencadenado un aumento de la demanda en otras zonas, como en Papúa Nueva Guinea, Myanmar y la Gran Cuenca del Congo (PNU- MA, 2011). Efectivamente, la demanda de leña o productos de madera está aumentando en muchos países, entre ellos China, donde se prevé que el consumo llegue casi a duplicarse antes de 2020, y está previsto que la demanda mundial de madera aumente en un 70 % de aquí a 2020 (INTERPOL-Banco Mun- dial, 2009; PNUMA, 2009). Con este telón de fondo, el des- censo de la tala en un punto geográfico se compensará con un aumento en otros lugares.

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