Atlas De Glaciares y Aguas Andinos

Durante los años de sequía, el agua de deshielo de los glaciares resulta crítica para algunas zonas.

El agua de deshielo de los glaciares puede ser extremadamente importante, en especial en la región de los Andes tropicales, que tiene una gran densidad de población y algunos centros demográficos importantes. En un año normal, el agua de deshielo glaciar representa aproximadamente el 5% del suministro de agua en Quito (Ecuador), el 61% en la Paz (Bolivia) y el 67% en Huaraz (el Perú). En un año de sequía, la contribución mensual media máxima de agua de los glaciares llega aproximadamente al 15% en Quito, al 85% en La Paz y al 91% en Huaraz. Se ha alcanzado el “pico hídrico” (peak water) en muchos glaciares de los Andes, lo que significa que la escorrentía del agua de deshielo continuará disminuyendo en el futuro. A medida que se derriten, los glaciares suministran agua de deshielo. El pico hídrico es el momento en que la escorrentía de agua de deshielo está en su nivel máximo. En la década de los ochenta se alcanzó el pico hídrico en muchos glaciares de los Andes tropicales, los cuales han ido reduciendo su contribución de agua de deshielo con el paso del tiempo. En muchos glaciares, el pico hídrico se ha alcanzado recientemente o se alcanzará en los próximos 20 años. En el futuro, la pérdida de glaciares provocará la reducción a largo plazo del caudal procedente de cuencas glaciares en la estación seca. Los efectos más graves se percibirán en las zonas donde el agua de deshielo representa una parte importante del suministro de agua disponible, en especial durante la estación seca. En consecuencia, estas son las zonas con más necesidad de adaptarse a la menor disponibilidad de agua de deshielo de los glaciares. La región andina está experimentando cambios climáticos importantes que tendrán consecuencias graves para el medio ambiente y para la vida de muchos lugareños. Las comunidades tendrán que hacer frente a los desafíos derivados del cambio climático, como la escasez y la impredectibilidad de la disponibilidad de agua, las inundaciones y otros peligros de origen climático. Para evitar la maladaptación, la adaptación debe apoyarse en un análisis meticuloso de los factores socioeconómicos subyacentes a la vulnerabilidad al cambio climático. La adaptación al cambio climático es esencial para sociedades y ecosistemas saludables.

El retroceso de los glaciares y la pérdida de volumen son una realidad y continuarán en el futuro en todas las regiones de los Andes, lo que provocará cambios hidrológicos importantes. Esto afectará a las comunidades y los ecosistemas. La magnitud de la pérdida proyectada depende del escenario de calentamiento del IPCC en el que se basen las proyecciones. Los glaciares continuarán menguando en todos los casos, incluso en los escenarios con menos calentamiento. Se espera que el retroceso y la pérdida de volumen más drásticos se produzcan en los glaciares tropicales, donde, incluso según los escenarios de calentamiento moderados, se prevén pérdidas del 78% al 97% del volumen antes de finales de siglo. Se espera que los glaciares de los Andes meridionales continúen disminuyendo y que el ritmo de la pérdida se acelere. En algunas épocas del año, el agua de deshielo de los glaciares es una fuente de agua fundamental para millones de personas, en especial para las poblaciones de las tierras altas andinas de Bolivia, Chile y el Perú. Sin embargo, su importancia es estacional y desigual a lo largo de los Andes, ya que los habitantes de algunas regiones dependen más de ella que otros. Las tierras altas andinas de Bolivia, el norte de Chile y el sur del Perú son puntos críticos de estrés hídrico debido a su clima semiárido y su marcada estacionalidad. Dada la limitada capacidad hidrológica de almacenamiento de las pequeñas cuencas de las tierras altas, el agua de deshielo glaciar ha constituido hasta hoy en día un importante mecanismo de amortiguación.

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