Atlas De Glaciares y Aguas Andinos
Las previsiones que se muestran en los mapas siguientes (Precipitaciones en los Andes; Variación estacional de las precipitaciones en los Andes; y Temperatura anual media en los Andes) se basan en interpolaciones espaciales de alta resolución, que están sujetas a limitaciones en las zonas de topografía compleja como los Andes. Estas previsiones no muestran el calentamiento en función de la elevación (amplificación por altitud) ni otros efectos topográficos, ya que los modelos climáticos no disponen de esa información de partida (se necesitan datos de las estaciones meteorológicas, que son escasas, para calibrar y validar estos modelos climáticos). En lo que respecta a las previsiones a corto plazo, son muy distintas de las observaciones reales. No obstante, pueden proporcionar un indicador de las tendencias a largo plazo. Por lo general se observa un grado de acierto ligeramente mayor en las previsiones de temperatura que en las previsiones de precipitaciones. Resulta difícil calcular las previsiones de precipitaciones futuras. A pesar de ello, la mayoría de los modelos pronostican un aumento de las precipitaciones durante la estación húmeda y un descenso durante la estación seca en los Andes tropicales (Vera et al., 2006). Esto parece aplicarse también a la región del Altiplano (Seth et al., 2010; Minvielle & Garreaud, 2011, Neukom et al., 2015). De acuerdo con el escenario de emisiones altas del IPCC (Jiang et al. 2000), de aquí a 2100 está previsto que las
El efecto de El Niño sobre el clima de los Andes En el clima andino influyen los fenómenos de El Niño u Oscilación Austral (ENSO), que están asociados con una franja de agua caliente que se crea en el Pacífico ecuatorial. Por regla general, los fenómenos de El Niño producen precipitaciones intensas a poca altitud en la vertiente pacífica de los Andes, mientras que las zonas situadas por encima de los 2.000 metros reciben menos lluvia y experimentan temperaturas más altas que en condiciones normales (Garreaud, 2009). Las mayores anomalías pluviales por El Niño se producen durante el verano austral (diciembre, enero y febrero) y se asocian con precipitaciones fuertes e inundaciones en la costa del norte del Perú y el sur del Ecuador (Sulca et al., 2017). Durante los años de La Niña (cuando la temperatura de la superficie del mar del Pacífico ecuatorial es más baja de lo habitual), suele observarse la situación opuesta (Garreaud, 2009). En el centro y el sur de los Andes, el ENSO tiene menos influencia, pero El Niño se ha asociado, por ejemplo, con un aumento de las precipitaciones en el invierno austral (junio-septiembre) en la zona central de Chile (Verbist et al., 2010; Robertson et al., 2013) y del caudal en la Patagonia (Rivera et al., 2018). Pese a ello, en los Andes tropicales, las variaciones del equilibrio en la masa de los glaciares están sujetas al ENSO (Veettil et al., 2017).
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