Atlas De Glaciares y Aguas Andinos

Los glaciares, además de ser extremadamente sensibles a los cambios ambientales y climáticos, influyen en el clima mundial. Por ejemplo, la capacidad reflectante del hielo y la nieve es importante para la regulación de la temperatura atmosférica. El término albedo describe la capacidad de las superficies para reflejar la radiación solar. Las superficies oscuras tienen un albedo bajo, es decir, absorben más energía y se calientan, mientras que las superficies blancas tienen un albedo alto, por lo que reflejan gran parte de la energía solar de vuelta al espacio. El albedo alto del hielo y la nieve mantiene las superficies más frías. A más subida de las temperaturas atmosféricas, reducción de los glaciares y desaparición de la cubierta de nieve, más absorción de la radiación por el suelo circundante más oscuro, lo que provoca un calentamiento y potencia el deshielo. Esto es un ejemplo de bucle de retroalimentación positiva. Los glaciares en disminución y la menor cubierta de nieve no son la única preocupación respecto del albedo cambiante del planeta. Este es el caso del carbono negro, las partículas pequeñas que se emiten al aire como resultado de una combustión incompleta, por ejemplo, de las cocinas de leña o de motores diésel. Cuando las partículas se entierran en el suelo, crean una capa de hollín. Estas pequeñas partículas pueden recorrer distancias relativamente largas por el aire y, al cubrir los glaciares o la nieve, oscurecen la superficie y reducen el albedo de los glaciares. En consecuencia, los glaciares absorben más luz solar y se calientan. Las investigaciones muestran que los glaciares cercanos a los centros demográficos con concentración de actividades contaminantes están más afectados por la contaminación por carbono negro que los que están más alejados (Schmitt et al., 2014).

Un glaciar puede dividirse en dos zonas: la zona de acumulación superior, donde la masa de nieve se acumula, y la zona de ablación inferior, donde se pierde más masa glaciar que la que se capta gracias a las nevadas. La ablación puede ser el resultado del deshielo, la erosión por el viento y los desprediminetos frontales “calving” (Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielos, 2018). El punto entre las dos zonas donde la acumulación es igual a la ablación se denomina línea de equilibrio. La línea de equilibrio es visible en los glaciares templados. Es la línea que marca el límite entre la nieve nueva y la nieve antigua (firm) y que queda expuesta tras el deshielo. Sin embargo, la línea tiende a ser difusa en los glaciares politérmicos, que presentan una estructura térmica complicada (Hambrey & Alean, 2016). En los períodos de mayor ablación o acumulación de nieve, el equilibrio se deteriora y el glaciar bien avanzará o bien retrocederá más de lo normal (Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielos, 2018). Pocos glaciares permanecen en situación de equilibrio por largos periodos.

Balance de masas glaciar

Precipitación en forma de nieve

Avalanchas

Morrena lateral

Zona de acumulación

Presión y solución

Nieve y firn

Línea de equilibrio

Copos de nieve

Morrena terminal

Crevasses

Sublimación

Lago glaciar

Nieve granulada (50% aire)

Zona de ablación

Llanura de inundación

Arranque

Frente de deshielo

Desplazamiento del glaciar

Firn (25% aire)

Abrasión

GEO-GRAPHICS / GRID-Arendal 2018

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